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Calahorra (La capital de la Rioja Baja)

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CALAHORRA

En una comunidad como la Rioja conocida por la denominación de origen de su vino, hablar de Calahorra es conocer una ciudad que aparte de bodegas para la elaboración de sus vinos cultiva la tierra para obtener de ella verduras y frutas. Sin embargo, hablar de Calahorra también implica conocer una historia multicultural donde la mezcla de tradiciones, ha forjado de un halo especial y único a sus gentes.


HISTORIA

LA EDAD ANTIGUA

Fames Calagvrritana

La Matrona

Antes de pasar a formar parte del Imperio Romano, la ciudad vivió uno de los episodios más legendarios de su historia, la conocida a través de los siglos como la Fames Calagvrritana. Hacia el año 72 a.C., las tropas comandadas por Afranio, legado de Pompeyo, se encontraban apostadas frente a los muros de la ciudad con el fin de conquistarla rápidamente. Lo que los romanos no esperaban era que la resistencia calagurritana fuera tan fuerte y duradera. El asalto se alargó tanto en el tiempo que, ante la falta de víveres, los ciudadanos se vieron forzados a alimentarse de los muertos en combate. Cuando finalmente las tropas romanas entraron en la ciudad, los escritores de la época se encargaron de ensalzar la resistencia de la ciudad, la cual ha quedado simbolizada en La Matrona: una estatua de mujer ataviada con un yelmo y caracterizada por lucir como símbolos de la resistencia y el hambre un cuchillo en la mano derecha y un brazo humano en la izquierda.

Imperio Romano

En tiempos del Imperio Romano, Calahorra gozó de una gran importancia estratégica en la península ibérica y llegó a ser considerada una de las urbes más influyentes de Hispania llegando a disfrutar de edificaciones tan representativas para los romanos como lo eran los circos, los acueductos, las termas y baños públicos. Un ejemplo de lo significativa que fue Calagvrris para los romanos reside en los honores que le concedieron Escipión El Africano (Publio Cornelio Escipión), Julio César y el sucesor de éste, César Augusto.

Por un lado, entre los siglos III y I a.C., Calahorra era conocida como Calagvrris Nassica Iulia. El sobrenombre de Nassica fue concedido por Escipión El Africano, quien le otorgó el apellido de su familia a la ciudad, mientras que el de Iulia fue otorgado por Julio César en agradecimiento al apoyo que recibió de los calagurritanos durante su campaña contra Pompeyo.

Moneda As Tiberio

Por otro lado, en el siglo I a.C., César Augusto otorgó a Calagvrris el título de Municipium Romanorum, el cual suponía el tránsito de ciudad estipendiaria a la de municipio de derecho romano. Este honor supuso un importante paso adelante, puesto que implicaba que los calagurritanos pasaban a ser miembros de la comunidad política romana.


En el siglo I d.C., durante los reinados de Augusto y Tiberio, Calagvrris tuvo el privilegio de acuñar moneda para el Imperio. Todas las emisiones de monedas se hicieron en bronce: desde el as, la acuñación más frecuente, a la emisión de cuarto series de semises y una de cuadrantes.


Marco Fabio Quintiliano

De este mismo siglo, cabe destacar la figura de un calagurritano ilustre como es Marco Fabio Quintiliano, conocido por sus Institutio Oratoria (Instituciones Oratorias), un tratado dedicado a la formación del perfecto orador y que presenta un programa educativo que progresa en diversos ámbitos como son la sabiduría, la elocuencia, la virtud y la bondad.


Paseo del Mercadal

Durante este primer siglo, Calagvrris gozó de ser una de las principales urbes de la Península Ibérica y vivió una época de esplendor y crecimiento urbanístico típico de esa cultura. Se alzaron murallas, se edificó un templo, se cimentó un embalse y un acueducto, se construyeron grandes complejos termales y baños públicos y se erigió el edificio más grandioso dedicado al mundo del espectáculo y del entretenimiento, el circo, en el que se celebraban carreras de cuadrigas, juegos navales y luchas de gladiadores.

En la actualidad en el espacio físico que ocupaba el circo se encuentra fosilizado bajo el Paseo del Mercadal y el Parador Nacional de Turismo de la ciudad.


La Dama de Calahorra

Del siglo II d.C. data uno de los monumentos más conocidos de Calagvurris, la denominada La Dama de Calahorra, una cabeza de mármol de veintiún centímetros y representa una de las piezas más importantes de entre todas las expuestas en el Museo de la Romanización de la ciudad. El principal rasgo característico de La Dama es una anécdota de cuando fue hallada por los arqueólogos, quienes inicialmente catalogaron la efigie como la representación de una mujer, aunque estudios posteriores de la misma concluyeron que se trataba de una figura masculina, creyéndose que se trata del rostro de un efebo, de un héroe romano o del mismo dios Apolo.


Los Santos Mártires

A finales del siglo III d.C., poco antes de la promulgación sobre la libertad religiosa en todo el Imperio Romano, el cristianismo rinde culto a San Emeterio y San Celedonio, los conocidos popularmente como Los Santos Mártires de Calahorra. Cuenta la leyenda que ambos santos eran dos hermanos nacidos en Calahorra que formaban parte de la Legión VII Gemina acampada en Lancia (actual Villasabariego, provincia de León) y que ante la negativa a renunciar a su fe cristiana con objeto de reconocer al Emperador Diocleciano como único y verdadero dios, fueron encarcelados, torturados y decapitados en su ciudad natal, a orillas del río Cidacos.


Tras el martirio sufrido por Los Santos Mártires, las historias sobre sus milagros comenzaron a formar parte de la tradición popular, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días como la que, por ejemplo, relata el viaje recorrido por las decapitadas cabezas de San Emeterio y San Celedonio desde el Cidacos, pasando por el Ebro hasta llegar al Mediterráneo, donde, una vez en mar abierto, atravesaron el estrecho de Gibraltar y viajaron hacia el norte por el océano Atlántico al mar Cantábrico hasta arribar al puerto de Santander, ciudad de la que también son patronos.


Siguiendo con la relación entre el cristianismo y el Imperio Romano, a mediados del siglo IV destaca Aurelio Prudencio (Marcus Aurelius Prudentius Clemens), conocido como el Príncipe de los Poetas Cristianos al ser uno de los más grandes y prolíficos escritores de su tiempo. Así, de entre los más de veinte mil versos escritos por Aurelio Prudencio e inspirados en la Biblia; su obra más famosa es Psychomachia, un poema alegórico que simboliza el combate por el alma humana, entre la virtud y el vicio.

La Decadencia del Imperio Romano y los Visigodos

Por último, la decadencia del Imperio Romano de Occidente contagió también a la ciudad, la cual cayó a manos de los visigodos a finales del siglo V d.C. para vivir, durante trescientos años, un tiempo completamente opuesto al que se había vivido hasta la fecha en Calahorra.


LA EDAD MEDIA

El Cid Campeador

El Cid Campeador

A la dominación visigoda de Calahorra le sucedió el comienzo de la Edad Media, una época histórica caracterizada por la alternancia entre la ocupación musulmana y cristiana de la ciudad. La conquista definitiva de Calahorra por los cristianos se produjo en el 1045, cuando García III de Nájera anexionó la ciudad al Reino de Navarra. Sin embargo, pese a encontrarse bajo control de reyes cristianos, las disputas por la ciudad no finalizaron. De esta forma, uno de los episodios más conocidos de esta época tiene como protagonista a Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador.


Así, en el año 1055 se reunieron a los pies de las murallas calagurritanas las huestes de los reyes Fernando I de León y Ramiro I de Aragón, quienes decidieron enfrentar en combate singular a sus dos caballeros de confianza: por parte de Aragón el elegido fue Martín González, mientras que Rodrigo Díaz de Vivar debía encargarse de mantener la ciudad dentro del Reino de León.


Al igual que entre otros hechos de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar en los que se mezclan la historia y la leyenda, el filólogo e historiador medievalista Menéndez Pidal señaló que el título de Campeador fue obtenido por El Cid tras vencer a Martín González. Como curiosidad, cabe destacar que el combate singular por Calahorra fue reflejado en la película “El Cid” (dirigida por Samuel Bronston en 1969 y protagonizada por Charlton Heston), la cual también está relacionada con la provincia de Castellón dado que una parte del rodaje tuvo lugar en Peñíscola, donde el llamado Castillo del Papa Luna hizo las veces de la fortificación de la ciudad de Valencia, en la que falleció El Cid.


LA EDAD MODERNA

La Catedral

Catedral de Calahorra

De la Edad Moderna destacamos el monumento más importante de Calahorra, la Catedral, cuyo permiso para la colocación de la primera piedra del altar mayor fue otorgado el 8 de Junio de 1485 por los Reyes Católicos. De entre todos los detalles que se pueden destacar de la Catedral, mencionaremos que el templo no se encuentra localizado en el centro de la ciudad como sucede con otros templos medievales sino en la parte baja, junto al río Cidacos, donde según la leyenda San Emeterio y San Celedonio sufrieron martirio. Como consecuencia de su localización existe otra peculiaridad en la Catedral y es que al traspasar la puerta principal, el visitante se encuentra con unos escalones de bajada, los cuales fueron construidos con el fin de evitar la inundación del templo a causa de las crecidas del Cidacos. Del interior de la Catedral destacamos la pila bautismal de estilo gótico, que según la tradición, se encuentra emplazada en el lugar exacto del martirio. Está construida de una sola pieza de piedra de dos metros de diámetro. Tiene forma de flor y se compone de ocho lóbulos con ocho argollas (una en cada lóbulo). A su alrededor se encuentran esculpidas dos serpientes rodeadas por cuarenta y ocho vieiras (que simbolizan el Camino de Santiago del Ebro).


Crucifijo

El Crucifijo

El monumento del Crucifijo, es un humilladero de estilo gótico-plateresco del siglo XVI situado junto al río Cidacos, además de ser un lugar de obligada oración para el peregrino de la ruta jacobea alberga una leyenda originada a finales del siglo XIX en la que se relata el amor entre Alberto Moreno de Gil y Muro de Baroja, hijo de una acaudalada familia fabricante de conservas de la ciudad, y una joven María Isabel, que servía en su propia casa. Ante la negativa por parte de los padres de él a que los jóvenes se casaran, una noche huyeron; al día siguiente encontraron sus cuerpos yacentes cogidos de la mano en el Crucifijo.

El obispo Don Pedro de Lepe y Dorantes

Hay mucha gente que desconoce que el proverbio popular que dice: Eres más listo que Lepe o Sabes más que Lepe, proviene de una comparación con Pedro de Lepe y Dorantes, obispo de la diócesis de Calahorra (1686-1700). Este prelado fue reconocido por sus contemporáneos como hombre dotado de una privilegiada inteligencia y de una gran cultura y sabiduría.

El torero Juan Apiñani

A finales del siglo XVIII destacó la figura del torero calagurritano Juan Apiñani, famoso en su tiempo por practicar el salto de la garrocha en sus actuaciones taurinas. Su atrevimiento ante el toro fue inmortalizado por Francisco de Goya en uno de los aguafuertes de su colección La Tauromaquia titulado Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la de Madrid.

José Bonaparte

Es necesario mencionar la llegada a Calahorra de José Bonaparte, hermano del Emperador Napoleón I de Francia en el año 1808, cuando de camino a Madrid se detuvo en Calahorra. Cuenta la leyenda que fue hospedado en el Palacio de Miguel Raón y que durante la cena le sirvieron vino de una bodega calagurritana y tanto le gustó que mandó requisar todo el vino que se guardaba en las bodegas de Calahorra, por lo cual la ciudad lo bautizó como Pepe Botella, apodo que tuvo una gran acogida por parte de la población española durante la Guerra de la Independencia.

Julián de Felipe Ruiz

De la segunda mitad del siglo XIX mencionaremos la figura del calagurritano Julián de Felipe Ruiz, padre de un prototipo de autogiro. Este inventor carente de recursos económicos solicitó ayuda a sus conciudadanos para terminar su prototipo, pero el día de la demostración tuvo la mala suerte de que un fuerte vendaval se lo destrozó durante la prueba. Posteriormente intentó recabar apoyo por parte de las administraciones públicas del Gobierno Español y Francés, no consiguiendo nunca un respaldo económico para financiar su brillante idea. La documentación existente en los archivos municipales demuestra que este invento fue anotado en el Registro de Patentes y Marcas de España dos décadas antes de que lo hiciera Juan de la Cierva.


LA EDAD CONTEMPORÁNEA

La principal transformación de la ciudad tuvo lugar durante el Siglo XIX. Calahorra vio mejorar su sistema de comunicaciones con la llegada del ferrocarril así como el enriquecimiento de la ciudad gracias a la aplicación de nuevas tecnologías que explotaban sus ya de por sí ricos recursos naturales de la región a través de la comercialización de conservas vegetales, una industria que acabó por transformar el panorama económico y laboral de Calahorra, llevándola a abandonar la imperiosa necesidad de depender del sector primario y a encabezar el nivel de desarrollo de toda la comarca (incluyendo la Rioja Baja y la Ribera de Navarra).


ENLACES EXTERNOS

En el siguiente enlace externo se puede consultar el trabajo titulado Calahorra: Historias y Leyendas de una Ciudad Bimilenaria. [1]