Tárraco
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Sumario
TARRACO
NACIMIENTO DE LA CIUDAD
El nacimiento de la ciudad tuvo lugar en el marco de la segunda Guerra Púnica, allí por el año 218, el ejército romano de los hermanos Escipiones desembarcó en la costa mediterránea en el margen norte del rio Ebro, estableciendo un campamento militar. Este primer asentamiento romano se encontraba muy próximo a un oppidum ibérico, fundado a finales del siglo V a.C. y con una situación estratégica al puerto. El lugar era el idóneo dado que se encontraba solo a 10 días de distancia a Roma por mar, por lo que las noticias llegaban rápidamente a la capital del Imperio.
LA MURALLA
Se supone que para proteger la guarnición militar, lo primero que construyeron fue una simple empalizada de madera. Después de establecerse en el lugar, entre los años 217 y 197 a.C. surgió la necesidad de fortalecer las defensas y se levantó la primera muralla de piedra, con muros perimetrales de 6 metros de altura por 4,5 metros de grosor. Esta fortificación se convirtió rápidamente en punto de entrada para la llegada de refuerzos desde Roma.
Entre los años 150 a 125 a.C., la segunda fase de la muralla se transformó; pasó de ser un elemento defensivo a delimitar el espacio que ocupaba la ciudad. La altura de sus muros llegó a los 11 metros. En algunos sillares almohadillados de la muralla se aprecian visiblemente distintas marcas realizadas por los picapedreros, en abecedario íbero, lo que denota la participación de los pobladores indígenas en la construcción del muro, bajo la dirección de los ingenieros militares romanos.
Entre la Muralla romana y la del periodo medieval, o barrio judío, construida en los siglos XVI y XVII reforzada con bastiones y cañones del siglo XVIII, se encuentra el sector del Paseo Arqueológico. El corredor conserva más de 1.300 metros de muralla romana, en buenas condiciones, y tres torres de defensa, la de Minerva o de San Magín que tiene un interés especial porque en ella se labraron una serie de cabezas, actualmente muy deterioradas, y las del Arquebisbe y Cabiscol.
El Paseo Arqueológico ofrece excelentes vistas del barrio antiguo, así como de la zona portuaria y de la ciudad moderna e infinidad de restos de columnas y sarcófagos. Este histórico recorrido está amenizado por la estatua de Augusto, donada a la ciudad por Benito Mussolini en el año 1934, una característica de este monumento es que está descalzo, signo indicativo de que el emperador era divus. Unos metros más adelante está la escultura de la Loba Capitolina, que amamantó a Rómulo y Remo (copia fiel de la que se exhibe en el Museo de Roma) donada a la ciudad de Tarragona por la empresa Ceratonia en el año 1965; hay que comentar que el primer día del año 2009 unos desconocidos robaron las figuras infantiles de los gemelos sin que hasta la fecha se hayan podido recuperar.
El urbanismo de Tárraco estaba delimitado por la Muralla romana y de cómo la ciudad estaba estructurada, desde lo alto de la colina hasta el puerto, en tres terrazas, la Superior, la Media y la Inferior.
En la terraza Inferior se situaba el Foro de la ciudad, un espacio porticado en el que estaba la basílica, un templo y el Teatro, realizado en la época de Augusto y destruido a causa de un incendio en el siglo III. En la parte baja de la ciudad se hallaba un gran conjunto termal. Todos estos edificios se rodeaban de viviendas, que estaban diseminadas por las terrazas Media e Inferior, siguiendo un trazado ortogonal.
En la terraza Superior se construyó un gran complejo arquitectónico destinado a ser el centro religioso, político y administrativo de la Hispania Citerior: el Foro provincial. Estaba formado por dos grandes plazas, situadas a diferentes niveles; en la parte baja se incluía el Circo. La plaza del nivel superior estaba destinada como recinto de culto a Júpiter.
ANFITEATRO
Durante el siglo II la ciudad llegó a su máxima expresión gracias a la construcción del último de sus grandes edificios de entretenimiento, el Anfiteatro que estaba situado fuera del recinto urbano, junto al mar. Para acceder al Anfiteatro se podía salir del recinto amurallado de la ciudad por la puerta de la fachada principal del circo de Tárraco que corría paralela a la Vía Augusta, principal arteria de la ciudad.
El Anfiteatro se construyó para la diversión de los ciudadanos., tenía una capacidad para 14.000 espectadores y estaba cubierto con velas de colores, para evitar los rayos estivales del Sol. Su forma elíptica de 130x102 metros describe un área central donde se desarrollaban los juegos. En su construcción se aprovechó el desnivel de la roca natural para asentar parte de la cávea.
Esta zona presentaba unas galerías subterráneas llamadas fossae que se cruzaban en el centro de la arena. Servían para las estancias de los gladiadores y también estaba ubicado el montacargas con el que subían los escenarios y a las fieras traídas por mar desde África. La cávea estaba dividida en tres sectores diferentes y separados entre sí por pasadizos y pequeños muros que permitían la distribución y ordenación jerárquica de los espectadores según la importancia de su estatus social.
La entrada era gratuita para cives, peregrinis y esclavos. En las primeras gradas se colocaban los patricios, seguidos de los plebeyos, en las siguientes, hacia arriba, los esclavos y por último en las gradas superiores las mujeres, ya que éstas eran libres para visitar los lugares públicos, pero no para sentarse junto a sus esposos; eran tratadas siempre como menores de edad.
En la arena del circo se celebraban dos tipos de espectáculos, las luchas entre gladiadores y hombres contra animales salvajes.
Los gladiadores eran habitualmente esclavos, prisioneros de guerra o condenados por algún delito grave. Las luchas en el circo les daban la oportunidad de conseguir su libertad, la fama y en muchas ocasiones una considerable posición económica, nada que ver con lo que el cine nos ha mostrado en películas, como la de Espartaco o Gladiator, en las que los luchadores morían. Los gladiadores entrenaban en la Ludi, cuyos propietarios eran los Lanistae (mezcla de mánager y entrenador). Cuentan las crónicas que los gladiadores ingerían una dieta vegetariana rica en proteínas y legumbres, con las que alcanzaban una gran masa muscular y corpulencia, lo que les hacia ser muy deseados por las mujeres romanas, símil a los jugadores actuales de futbol.
El Anfiteatro también fue el escenario de los primeros martirios a los cristianos tarraconenses, como el de Sant Fructuoso, antiguo obispo cristiano de Tarraco, y sus dos diáconos, San Augurio y San Eulogio, que fueron quemados vivos en este lugar durante la persecución decretada por los emperadores romanos Valeriano y Galerio. En la época visigoda se construyó justo en el mismo lugar del martirio, dentro del Anfiteatro, una basílica paleocristiana, para rendir homenaje y culto al santo. Muy próxima a la primera basílica se construyó otra iglesia románica que disponía de atrio.
MUSEO ARQUEOLÓGICO
El Museo está ubicado en un edificio moderno, pero construído sobre parte de la antigua Muralla Romana. La fachada del Museo nos recibe con la inscripción "Tárraco, Scipionum Opus (Tarragona, obra de los Escipiones), tal y como la definió el filósofo, escritor y militar romano, Plinio el Viejo.
En una sala adyacente se proyecta un audiovisual sobre la Tarraco romana, "narrado por el Emperador Adriano".
El Museo cuenta con una de las mejores colecciones del periodo romano español distribuido en 5 salas:
- Sala I.- Parte de la muralla romana; monedas, algunas de ellas con caballos en el reverso, signo de origen pelendón; sarcófagos y lápidas funerarias (una de ellas con inscripciones de elementos religiosos íberos, como el de la media luna). Hay que señalar que cuando un romano importante moría, su cuerpo era enterrado, principalmente en la Vía Augusta, de ese modo cada vez que un ciudadano pasaba por allí y leía su lápida era recordado y su espíritu permanecía entre los vivos. También en esta sala se proyectaba un cortometraje sobre la ciudad de Tárraco.
- Sala II.- Arquitectura urbana (vestigios de edificios públicos romanos, cornisas, capiteles y columnas).
- Sala III.- Los mosaicos (eran los pavimentos de residencias urbanas romanas) el más importante es el de la Medusa, del siglo II-III d.C. y recuperado en el siglo XIX en la cantera del puerto de Tarragona. El de los Peces, de estilo africano, encontrado en el año 1955 en una villa patricia romana de Vila-Seca, mosaico rectangular de grandes dimensiones 6,25 m. de longitud por 4,50 de anchura decorado con 47 representaciones de la fauna marina, peces, crustáceos y cefalópodos. También son dignos de mención, el del Pavo Real y el de la Caza de ciervos.
- Sala IV.- objetos de uso diario vasijas y platos de cerámica, lucernas de voluta, objetos erótico-fálicos y “la nina d'ivori, amb els braços i les cames articulats” de delicada belleza con sus 23 cms. de altura. Una gran colección de cerámicas y esculturas, bustos y cabezas de mármol. Una gran butaca de piedra, reservada a la autoridad de la ciudad, para ver los juegos en el Circo. De esta sala hay que destacar el mosaico en el que aparecen cuatro grandes cruces gamadas (Hitler quiso construir el imperio alemán emulando las hazañas de los romanos, ya que era un gran admirador de éstos, utilizó esta antiquísima simbología en el Tercer Reich. Se cree que la eligió por ser un signo que significaba éxito).
- Sala V.-Piezas correspondientes a la ciudad y su estrecha relación con el puerto y el mar; un ancla de madera de grandes dimensiones; cantidad de ánforas, en las que se transportaba aceite, vino o diferentes líquidos, todas extraídas del fondo marino, ya que no las reciclaban sino que las arrojaban al mar una vez que estaban vacías.
EL CIRCO
El edificio de espectáculos más popular de la época romana era el Circo. Construido a finales del siglo I d.C., en tiempos del emperador Domiciano, tenía unas dimensiones de 325 metros de largo por 115 de anchura y un aforo para 25.000 espectadores. La arena o pista con forma alargada medía 74 metros de ancho y estaba dividida por una barrera central en torno a la cual se realizaban las carreras de carros (bigas y cuadrigas). Los aurigas daban un total de seis vueltas, cada vuelta se marcaba girando la figura de un delfín metálico situado en la meta. El edificio se situó bajo el Forum Provincial, ocupando la tercera terraza. Este espectáculo se mantuvo activo hasta el siglo V. El Circo de Tarraco es uno de los mejores conservados del mundo romano. Hoy en día, son visibles algunas escaleras, diversos sectores de la grada, partes del podio y los pasadizos subterráneos.
LA CASA DEL DEGÀ
De camino hacia la parte alta de la ciudad, hacia la Catedral de Santa María y pasando por la Calle Escrivanies Velles se encuentra la Casa del Degà, en la que antiguamente vivía la máxima autoridad del Capitolio Catedralicio, y actualmente sede del Col-legi d'Ingenyers Industrials de Catalunya, a pie de calle se encuentran dos lápidas con inscripciones hebreas, prueba evidente del asentamiento de la comunidad judía en Tarragona.
LA CATEDRAL
La Catedral está situada en la parte más alta de la ciudad, su construcción comenzó en 1184 sobre los restos de una antigua basílica cristiana que, a su vez, ocupó el solar de una mezquita árabe del siglo X y que a su vez, estaba construida sobre los restos de un templo romano del año 63 a.C., dedicado a Júpiter.
Es de estilo románico de transición al gótico. Tiene planta de cruz latina, con tres naves y crucero acentuado sobre el que se alza la cúpula octogonal. Las naves terminan en tres ábsides circulares.
La Fachada Principal
En la fachada principal destacan dos puertas románicas del siglo XII, y un precioso rosetón calado. La puerta tiene en el parteluz una imagen de la Virgen con el Niño. En su interior destaca el retablo mayor del siglo XV, obra de Pere Johan, realizado en alabastro policromado, en él llaman la atención las esculturas de la Virgen, Santa Tecla y San Pablo. Las joyas góticas del templo son el Sepulcro del Arzobispo, situado en el altar mayor y la Capilla de Santa María, del siglo XIV.
El Claustro
El Claustro es del siglo XIII, su construcción y sus puertas son románicas, pero su techo abovedado pertenece al gótico, la fachada aún está por terminar y fue consagrado al culto en 1331. Las capillas laterales son muy interesantes, sobre todo la de la Inmaculada Concepción de María. La sillería del coro fue tallada por Francisco Gomar con roble de Flandes, en el siglo XV.
Museo Diocesano
En el Museo Diocesano resalta la colección de tapices procedentes de los talleres de Bruselas, junto a un retablo realizado por Jaime Huguet.
LA PLAZA DE LA FONT
La Plaza de la Font tiene forma rectangular y ocupa la cuarta parte del espacio destinado a la zona de la arena del antiguo circo romano. Presidiendo la plaza se encuentra el edificio del Ajuntament con fachada neoclásica, construido en el siglo XIX sobre los terrenos de un convento.
LAS RAMBLAS
En las Ramblas se encuentra el monumento a Roger de Lauria, Almirante de origen italiano que estaba al servicio de la Corona de Aragón en el siglo XIII.
La ciudad nos despide con la frase del Emperador Adriano:
“TARRACO, CIVITAS UBI VER AETERNUM EST”.Tarragona, la ciudad en la que siempre es primavera